sábado, 27 de octubre de 2007

Laberinto

" Había un sólo túnel, oscuro y solitario: el mío"


Cualquier otra mañana habría sido normal, incluso si se hubiese despertado en casa ajena y desconocida o hasta en el mismísimo prado de un valle entre las montañas; pero aquella mañana, que desde el exterior no difería en absoluto con ninguna otra anterior, excepto en lo que respecta al mundo interior de cada uno. Se había levantado con el palpito de notar algo especial. Se preguntaba que podría ser, se miró al espejo y no encontró nada raro, nada como el libro ese del tal Kafka, seguía siendo el mismo humano que se acostó la noche anterior. Ninguna de las cosas de su casa habían cambiado de sitio. De camino al trabajo no se encontró con nada especial, ni gatos negros, ni números mágicos, ni repetidos, ni combinaciones astrológicas. Al final se dio por vencido, y atribuyó ese pálpito a la mala semana que estaba pasando en el trabajo, y las ventas que no conseguía cerrar, y continuó trabajando tranquilo.

Nunca habría adivinado que pocas horas después del desayuno, encontrarían su cadáver en la cama, aún con el pijama, muerto durante la noche.

1 comentario:

Rateta miracels dijo...

Esperemos llegar antes de encontrarle muerto....