A ti mujer joven y bella,
al dulzor de tu boca grana,
frescor de fresas
y savia amarga.
A tu cuerpo,
a tu enardecido beso;
a tu mirada, foco de grandeza
que alumbra el arco iris,
en horizonte de poetas.
A tu suspiro,
a tu sonrisa.
A la flor de tu espíritu,
a la luna que yela tu sueño,
y contagia a tu tez el encanto
de la noche con manto abrileño,
cuando las aves callan su canto
y el rumor del río, rompe el silencio.
al dulzor de tu boca grana,
frescor de fresas
y savia amarga.
A tu cuerpo,
a tu enardecido beso;
a tu mirada, foco de grandeza
que alumbra el arco iris,
en horizonte de poetas.
A tu suspiro,
a tu sonrisa.
A la flor de tu espíritu,
a la luna que yela tu sueño,
y contagia a tu tez el encanto
de la noche con manto abrileño,
cuando las aves callan su canto
y el rumor del río, rompe el silencio.
Gracias, por hacer tan dulces los viajes en metro en esa ciudad.