En ocasiones no hace faltar bailarle el agua a nadie. Sino dedicarle un poco de tu atención. A veces, un minuto sincero a solas con esa persona es suficiente para poder solucionar ciertos roces que se hayan dado. Pero hay quien parece no darse cuenta. Las personas debemos ser libres, y nada ni nadie nos debe robar esa libertad. Volemos. Pero hagámoslo con cuidado. Somos libres pero el mundo no nos pertence. Quizás cuando volvamos, las cosas han cambiado. El tiempo pasa sin que nos demos cuenta...
domingo, 21 de octubre de 2007
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